Un sábado invernal un 17 de marzo, ya casi en primavera..
Nevó, granizó, llovió y salió el sol. Pudimos disfrutar de unos paisajes de autentica postal.
Nos encontramos en Atocha con destino al Desfiladero de la Yecla, un cañón muy angosto de paredes verticales que alcanzan los 100 metros de altura por donde fluye el arroyo del Helechal. Su origen se debe a la existencia de galerías endokársticas preexistentes en el macizo calcáreo además de formas que han favorecido la circulación del agua. En el fondo podemos observar diversas formas morfológicas: sumideros, cascadas, rápidos y marmitas de gigante. En las paredes: concreciones calcáreas, superficies pulidas por la erosión del agua y extraplomos que denotan niveles de circulación en el pasado.
La palabra “Yecla” parece proceder del íbero, por referencia a las palabras IETA; LLECA; ELA.
Llegamos a Santo Domingo y vemos el Arco de San Juan, uno de los dos arcos medievales que se conserva, junto con el de la Calderera, del recinto amurallado de la ciudad, el antiguo lavadero, la balsa de agua de origen visigodo; un gran pozo cuadrangular formado con piedra de sillería y lleno de agua cristalina. Parte del cauce de esta fuente está derivado para los usos del monasterio. Se cuenta que no se seca nunca, ni siquiera tras un uso intensivo en días de incendio y la Ermita de la Virgen del Camino.
Escuchamos la quinta oración de los monjes de la Abadía de Silos, en gregoriano, la sexta.
Aquí se puede escuchar un ensayo estructurado en 13 capítulos
http://www.abadiadesilos.es/canto.htm
Y nos vamos a comer a Casa Guzman, construido en el año 1934, con paredes de piedra, techos de madera y suelos de barro ¡Me chifla la sopa castellana que hacen!
Después de comer, un breve paseito y visita guiada al Monasterio.
El monasterio de Silos data del siglo VII, aunque su edificación más relevante se produjo en el siglo XI.
El edificio está ubicado en el paraje conocido como Valle de Tabladillo. Su fundación pudo tener lugar hacia el siglo VII. En el año 1088 se consagró un templo románico que, posteriormente, fue sustituido por otro neoclásico con planos de Ventura Rodríguez.
El claustro que se conserva es el románico, de planta cuadrada y con dos pisos de arquerías. En los capiteles del claustro bajo, se encuentra una profusa decoración simbólica con dragones, centauros, encestados, sirenas, etc. Las esquinas del claustro están decoradas con escenas de la vida de Cristo en enormes relieves.
En la botica se conservan anaqueles, con sus maravillosos tarros para las pócimas y remedios; así como los hornos, retortas, alambiques y demás instrumentos de cocimiento y alquitaramiento de sustancias, con su aire entre fáustico o alquímico y de inicios científicos, que guarda este recinto de trabajo, memoria histórica y cultura de siglos.
El Museo posee una importante colección de arqueología con piezas celtibéricas y romanas, además de tallas de los siglos XI al XV; pintura; objetos de orfebrería como la Paloma Eucarística, la Arqueta de los Esmaltes o el Cáliz de Santo Domingo; documentos y códices medievales.
El monasterio debe la recuperación de una gran parte de su antigua botica al elevado gesto de D. Juan de Aguirre, quien la compró y regaló a la Abadía cuando todo estaba ultimado ya para ser vendida y trasladada al extranjero.
El tiempo no se detiene, hemos de volver a Madrid, aunque yo me quedaría una temporadita en este precioso pueblo.
¡Gracias a cada uno de vosotros por hacerlo posible!: Mercedes, Gustavo, Juani, Alicia, Hipolita, Gregoria, Carolina, Jose Luis, Lolas, Pilar, Mar, Jesís, Angeles, Rosario, Consuelo, Mercedes, Encarnita, M Luz, Milagros, M José, Juan Manuel, M Antonia, Satiago, Lorenzo, Isabel, Virginia, Lucia, Estela, José, Imelda y Rosa .¡Gracias a todos!
Espero que hayáis disfrutado de esta salida y volver a veros muy pronto!
Si alguien no quiere que aparezca alguna de las fotos en la que salga, por favor que escriba a info@ludicum.com.
¡Feliz semana!
Marga