Un sábado nuevo para estrenar, enterito para nosotros con un destino muy cercano: Brihuega.
Salimos de Atocha y en poco más de una hora, llegamos al Parque de Maria Cristina, donde esperamos a nuestro guia Amador.
Comenzamos una visita guiada para ver los puntos más importantes de Brihuega.
El nombre de Brihuega viene de Briga, que significa “lugar fuerte o amurallado”. De origen celtibérico, fue enclave romano y se le denominó Castrum Brioca hasta la Edad Media. Fue conquistada por Alfonso VI quien, desde aquí, inició la reconquista de Guadalajara, Madrid, Talavera y Toledo.
Ya en la época de los árabes, Alfonso VI permaneció durante nueve meses en el castillo de la Peña Bermeja y desde allí partió a Castilla, culminando en su reinado varias campañas victoriosas de la Reconquista, como son las ciudades de Toledo, Madrid y Guadalajara entre otras.
Desde finales del siglo XI hasta el siglo XVIII, Brihuega se configura como figura política de señorío. Alfonso VI dona a los arzobispos toledanos la villa y su territorio, de esta forma, los prelados tenían la potestad tanto del dominio de la tierra como de jurisdicción sobre sus habitantes (es decir, por una parte el derecho a cobrar impuestos y por otra la potestad de juzgar los asuntos que se presentasen).
Durante la primera mitad del siglo XV, hay que destacar la situación social entre judíos, moros y cristianos. Se trataba de una situación pacífica y tolerante
Entre 1560 y 1620, mas de mil personas salieron de Brihuega, para emigrar a Nueva España (ahora México), donde casi todos fueron a Puebla de Los Ángeles, la ciudad segunda de Nueva España, para continuar con la fabricación de textil de la que Brihuega era centro de producción, pero que estaba en declive.
Durante el siglo XIX se produjo la constitución del Ayuntamiento de Brihuega (como consecuencia directa de la Constitución de 1812), además de la guerra carlista. En concreto, en enero de 1823 se produjo en Brihuega una ardua batalla entre las tropas absolutistas y las constitucionales.
En la Guerra Civil fue una de las poblaciones protagonistas de la batalla de Guadalajara. El 10 de marzo de 1937, las tropas italianas del CPV entran en Brihuega, y deciden continuar su avance hacia Madrid. Se inicia una resistencia republicana que culmina con la reconquista de Brihuega el 18 de marzo.
Aunque estamos en julio, parece una mañana de otoño y los paraguas dan color a este día
Visitamos la Iglesia de San Felipe
San Felipe es una iglesia urbana de tres naves de cinco tramos -más alta la central- separadas arcos formeros muy apuntados que se apoyan en pilares con columnas adosadas en sus frentes oeste y este además de otras más finas acodilladas. Estas columnas se rematan en elegantes capiteles vegetales góticos con cogollos y crochets. Sobre dicho formeros, los muros se extienden en vertical permitiendo la apertura de ventanales bíforos de forma trilobulada con un óculo tetralobulado encima.
Exteriormente el muro de la nave meridional es de mampostería y en él se abre, sobre cuerpo resaltado con tejaroz flanqueado por dos contrafuertes, una bella portada de cinco arquivoltas apuntadas de baquetón y nacela, con guardapolvos de puntas de diamante. En la parte superior, existe un rosetón circular con varias molduras y guardapolvos de puntas de diamante. Las tracerías forman una preciosa estrella de seis puntas.
Seguimos conociendo Brihuega
El pueblo está engalanado en color lavanda para la ocasión.
Parece que no llueve y seguimos ruta..
Nos vamos a los campos de Lavanda, me encanta el zumbido de las abejas en el silencio..
¡¡Qué bien huele!!
Vamos a la destilería donde nos regalan un saquito aromático, vemos un vídeo y el proceso en directo. Mientras diluvia fuera..
Toca reponer fuerzas y ¡nos vamos a comer!
¡Por fin llega el momento de ir a Cívica!
Capricho arquitectónico, mezcla de la mano de la naturaleza y la de un hombre: Don Aurelio, cura de la cercana localidad de Valderrebollo, que tras adquirir una propiedad en la misma aldea se dedicó todos los días entre 1950 y hasta la década de los setenta, con ayuda de cuadrillas de vecinos de los pueblos cercanos de Valderrebollo y Yela y siempre después de misa, a tallar en la roca todo tipo de pasadizos, arcos ojivales de inspiración medieval, balaustradas y otras curiosas formas. Cuentan que acudía a labrar la piedra de Cívica hiciera sol, lluvia o nieve, pero el propósito final de la obra sigue siendo un misterio a día de hoy.
Camilo José Cela dedica unas breves lineas, en su libro Nuevo Viaje a la Alcarria (1984), a este paraje surrealista, prueba de la fascinación sutil que ejerce sobre los viajeros que pasan frente a él. A decir del breve pasaje en el libro, el maestro se toma una cerveza en el lugar, y en efecto conversando con los lugareños descubrimos que lo último que ha sido Cívica es ni mas ni menos que un bar de carretera (conocido antaño como «el bar del cojo»). Esto ocurrió así porque Don Aurelio no dejó herederos y la propiedad pasó a otras manos, y con ello a otros propósitos, algo más terrenales para un paraje tan hermético y original como este.
Antes de adentrarnos en Cívica, vemos las cascadas y el paisaje de la Cueva de La Mora, socavada por corrientes de agua subterránea y profundas cuevas y escondida detrás de una cascada, tiene su propia leyenda: Un noble árabe que habitaba en las cercanías tenía una hija de gran belleza. Ella, enamorada de un noble cristiano, provoca la terrible ira del padre y una pertinente prohibición de ver nunca más al caballero. Tras desobedecer las órdenes del padre y negándose a casarse con nadie más, la joven es encerrada en una cueva remota, en una ubicación desconocida. El caballero cristiano es incapaz de encontrarla y ella muere en la cueva sin más remedio… Hay quien dice que la joven se aparece a veces en las cercanías de la cueva, esperando la llegada del caballero.
Esta leyenda, denota el carácter fronterizo de esta región, que durante largo tiempo en la Edad Media fue territorio fronterizo entre los reinos cristianos del norte y los dominios musulmanes del sur.
Subimos para ver las casas donde hoy en día vive gente y conocemos el entorno; agua, fuentes, manantiales… Toda una riqueza natural.
Los campos de lavanda nos despiden…¡Volveremos!
Se nos acaba el tiempo y Madrid nos espera, gracias a cada uno de vosotros por hacerlo posible: «Carmenes», Mª Luz, Esther, David y su mujer, Salome, Elena, Encarnación, «Pilares», Montse, Chusa, Lucia, Andrea, Alicia, Mariano, Mercedes, Luis, Mª Jesus, Natalia, Mª Angeles y Hannah
Espero que hayáis disfrutado de esta excursión y volver a veros muy pronto!
Si alguien no quiere que aparezca alguna de las fotos en la que salga, por favor que escriba a info@ludicum.com.
¡Feliz verano!
Marga