El desfiladero está incluido en el Espacio Natural de la Yecla y los Sabinares del Arlanza, que abarca más de 26.000 h. Aquí se localiza uno de los más extensos y mejor conservados sabinares de Europa, con ejemplares que superan los 2.000 años de vida.
La palabra «Yecla» parece proceder del íbero, por referencia a las palabras IETA; LLECA; ELA.
El desfiladero de la Yecla es un cañón muy angosto de paredes verticales que alcanzan los 100 metros de altura por donde fluye el arroyo del Helechal. Su origen se debe a la existencia de galerías endokársticas preexistentes en el macizo calcáreo además de formas que han favorecido la circulación del agua. En el fondo podemos observar diversas formas morfológicas: sumideros, cascadas, rápidos y marmitas de gigante. En las paredes: concreciones calcáreas, superficies pulidas por la erosión del agua y extraplomos que denotan niveles de circulación en el pasado.
Recorrimos la pasarela desde la que pudimos observar este maravilloso paisaje.
Llegamos a Santo Domingo de Silos, ¡ Están en fiestas! FIESTA DE LOS JEFES (Declarada de interés turístico regional)
Cuenta la leyenda que durante la invasión musulmana de la Península, ejercito de moros puso sitio a la villa de Santo Domingo de Silos. Ante la desigualdad de las fuerzas encontradas, un vecino de la misma ideó una estrategia singular: simulando un incendio, y con él la destrucción de cuantos bienes hubiera en el pueblo, el enemigo daría por inútil cualquier intento de asedio. Y así fue. En la oscuridad de una fría noche castellana, ardiendo numerosas hogueras, resonaron gritos de alarma, retumbaron en todo el valle los ecos de cientos de cencerros en estampida y, por fin, el gran teatro del caos devastación dejó atónito al sitiador, quien optó por volver grupas y olvidarse de aquella villa arrasada por el fuego.
Después nos fuimos a ver el Arco de San Juan, uno de los dos arcos medievales que se conserva, junto con el de la Calderera, del recinto amurallado de la ciudad
Muy cerca se encuentra el antiguo lavadero que se alimenta de la llamativa Fuente Grande; un gran pozo cuadrangular formado con piedra de sillería y lleno de agua cristalina. Parte del cauce de esta fuente está derivado para los usos del monasterio. Se cuenta que no se seca nunca, ni siquiera tras un uso intensivo en días de incendio.
Escuchamos La Sexta, oración cantada por los Monjes Benedictinos del Monasterio de Silos en la Iglesia, situada donde antes se encontraba un templo rómanico derribado para contruir otro de mayor capacidad, por Ventura Rodríguez, de planta de cruz griega inscrita en un cuadrado (planta tipicamente barroca). Del primitivo queda como vestigio el ala sur del transepto y la Puerta de las Vírgenes que abre al claustro
Ya toca comer y descansar un poco, nos vamos a comer a Casa Guzmán, construido en el año 1934, con paredes de piedra, techos de madera y suelos de barro. Comimos muy bien, ¡la sopa estaba exquisita!
Nos vamos a dar un pequeño paseo para a continuación ir a visitar el Monasterio: Claustro, Museo y Botica.
El monasterio de Silos data del siglo VII, aunque su edificación más relevante se produjo en el siglo XI.
El edificio está ubicado en el paraje conocido como Valle de Tabladillo. Su fundación pudo tener lugar hacia el siglo VII. En el año 1088 se consagró un templo románico que, posteriormente, fue sustituido por otro neoclásico con planos de Ventura Rodríguez.
El claustro que se conserva es el románico, de planta cuadrada y con dos pisos de arquerías. En los capiteles del claustro bajo, se encuentra una profusa decoración simbólica con dragones, centauros, encestados, sirenas, etc. Las esquinas del claustro están decoradas con escenas de la vida de Cristo en enormes relieves
El Museo posee una importante colección de arqueología con piezas celtibéricas y romanas, además de tallas de los siglos XI al XV; pintura; objetos de orfebrería como la Paloma Eucarística, la Arqueta de los Esmaltes o el Cáliz de Santo Domingo; documentos y códices medievales.
En la botica se conservan anaqueles, con sus maravillosos tarros para las pócimas y remedios; así como los hornos, retortas, alambiques y demás instrumentos de cocimiento y alquitaramiento de sustancias, con su aire entre fáustico o alquímico y de inicios científicos, que guarda este recinto de trabajo, memoria histórica y cultura de siglos.
El monasterio debe la recuperación de una gran parte de su antigua botica al elevado gesto de D. Juan de Aguirre, quien la compró y regaló a la Abadía cuando todo estaba ultimado ya para ser vendida y trasladada al extranjero.
El tiempo no se detiene, hemos de volver a Madrid, aunque yo me quedaría una temporadita en este precioso pueblo.
¡Gracias a cada uno de vosotros por hacerlo posible!:Heidi, Esperanza, Esther, Rosa, Virginia, Cristina y sus amigas; Marisa, Lourdes, Sara y Gema, Mercedes, Maribel y Adela, Lali y Susana, Antonio, Javier, Ana y sus amigas: Flor y Valentina, Juan, Mariano, Pablo, nuestra parejita: Marina y Pepe, Cristina, Maria, Mª Fé y Manuel Andres.¡Gracias a todos!
Espero que hayáis disfrutado de esta salida y volver a veros muy pronto!
Si alguien no quiere que aparezca alguna de las fotos en la que salga, por favor que escriba a info@ludicum.com.
¡Feliz semana!
Marga